Por: José F. Echemendía Gallego.

En diferentes ocasiones, sobre todo en los últimos años, el gobierno de los Estados Unidos ha catalogado a Cuba como una amenaza, y sin lugar a dudas lo es; esa pequeña isla –la mayor del Caribe- ha venido desarrollando una infraestructura y recursos, sobre todo humanos, que constituyen una amenaza  a nivel global.

Puede plantearse, sin temor a equivocarnos, que en las dos primeras décadas del siglo XXI ha desplegado por todas las latitudes un ejército de más de 50 mil efectivos para el desarrollo de siete proyectos que tienen incidencia directa en la población de alrededor de 165 países de todos los continentes. Ese ejército ha influido en la vida de de una población que supera a la de la República Popular China.

Con esos guarismos no puede negarse la participación activa de Cuba en diferentes naciones, como no puede negarse que constituyen una amenaza para las enfermedades y la insalubridad, para la ignorancia, y en general para el subdesarrollo. El Ejército de Batas Blancas, nominado así por el Comandante en Jefe Fidel Castro, ha estado y está, como ya se dijo, en 165 países; para ejemplo de su trabajo basta señalar que en el año el 2016 atendieron la salud de 127  727 352 personas, 11 veces la población de Cuba, de acuerdo con el Anuario 2016 de la UCCM.

Han liberado del flagelo de la ignorancia con el programa de alfabetización Yo sí puedo en 30 años, a casi 11 millones de personas; y en la actualidad este programa se moderniza con el empleo de dispositivos móviles, ya sean tabletas o teléfonos celulares.

Entonces, nadie puede negar que Cuba sea una amenaza, lo es para demostrar al mundo que hay un país pequeño que logró independizarse del neocolonialismo y del imperialismo estadounidense, que ese país pequeño se ha empeñado –y con éxito- en llevar hacia adelante un proyecto socialista con independencia y justicia social; esa es la verdadera amenaza.

¿Es Cuba una amenaza?