Por: José F. Echemendía Gallego.

Los revolucionarios y hombres de bien recuerdan hoy el golpe militar dado por Augusto Pinochet con el apoyo del Ejército de Chile y el Cuerpo de Carabineros el 11 de septiembre de 1973, hace exactamente 46 años.

Todavía en esa nación de Sur América late el dolor de aquellas infaustas jornadas en las que el pueblo, que sí respaldó al presidente Salvador Allende, quien con su escolta personal y otros miembros de su gobierno hizo resistencia a las hordas fascistas.

El modelo neoliberal instaurado desarrolló una forma de crecimiento económico que se extiende hasta el presente, cuyos cimientos se basaron en la privatización plena de los recursos naturales como las aguas, el mar, la explotación minera, la explotación forestal, la explotación pesquera y acuícola; la mercantilización de la educación y del sistema previsional.
Parte de las atrocidades de la dictadura, según estimaciones generales, lo constituyen 40.280 personas entre asesinados, desaparecidos y torturados. Se desprenden unas 3.197 personas ejecutadas, la gran mayoría extrajudicialmente, que incluye los casos de 171 ciudadanos de origen mapuche. También, más de 1.200 detenidos y desaparecidos, más de 28 mil torturados y al menos 200 mil personas exiliadas.

El dictador Augusto Pinochet por su parte, murió con una fortuna estimada en 26 millones de dólares, cuya mayoría provino de la apropiación de dineros de la compraventa de armamentos y de la malversación de fondos públicos. Sin embargo, buena parte de su fortuna habría estado vinculada por los favores concedidos a los grupos económicos que saquearon al país.
En el presente el fracaso del modelo neoliberal que se cae a pedazos, junto al régimen político, pretende ser sostenido a la fuerza con la proliferación de las actividades pilares del extractivismo económico, distribuyendo su desempeño a nuevas capas de grupos económicos, incluyendo el crecimiento de la industria de desarrollo energético que sale del oligopolio mantenido por años por Endesa y Colbún, expandiéndose en el presente a múltiples empresas de diverso tipo, arrojando un nuevo saqueo del País pero enfrentando un profundo conflicto social a causa de la resistencia a la imposición de proyectos. El modelo neoliberal y su soporte ideológico, va desde los Chicago Boys y las privatizaciones y mercantilización en recursos naturales, educación y previsión.

Hoy, como nunca antes, no solo el país donde surgió esa figura imborrable que fue Salvador Allende, sino toda Latinoamérica, debe tener presente aquellas, sus últimas palabras: “Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Se abrirán las grandes alamedas