De: Consejo de Dirección de la UNISS, a toda la comunidad universitaria.

Como si se tratara de un día cualquiera en Santa Cruz de Islote, la universidad espirituana se acaba de apretar en tiempos de retos para marcar una huella teñida de luz ante los ojos de quienes nos miran y ante los propios. Las realidades fueron más que las expectativas.

En días previos a la evaluación externa mirábamos más a los caminos desandados que a lo hecho. Muy corto se nos hacía el tiempo para completar los lados menos claros de la luna; hasta la saciedad se desgastaban los guerreros; hasta en la noche se gestaban los caminos.

Un día, mirando hacia lo nuestro, asombra lo que juntos bien hicimos: los muchachos, que desde su talento asombraron a todos, rozando lo divino. Los colegas del apoyo, sembrando los detalles para el fruto del umbral a lo perfecto; los docentes marcando pautas de todo lo que fuimos.

Y a veces lo cotidiano nos esconde lo que hacemos. Por momentos la dura dinámica del día nos pudo hacer dudar de la mirada, pero la obra nuestra es también el más perfecto equilibrio. Estamos entre el bien y el mal, pero mirando lejos, tal y como en campaña declaramos: con la mirada en la excelencia no es el fin, es solo el medio.

Gracias le damos a los que día a día forjan esta casa nuestra con sus manos, no solo por el coyuntural momento ahora pasado, también por el sudor dejado en estos años, por estar en familia, construyendo el sueño amado y por el resultado fáctico ante quienes nos controlan, por la manera de mover la nave en colectivo.

Se cumplió la profecía de alguien que no vive ya en su tierra: “Trabajemos por la excelencia, en y a través de la imperfección. Las quimeras son útiles y necesarias como las utopías. Persona sin quimera no llega a lugar alguno. El horizonte siempre se divisa a lo lejos; otros, no menos importantes, nos ven en su horizonte, porque este es aquí y ahora, aunque mirando a lo lejos nunca te das cuenta que lo tienes a tus pies. Por eso seguimos “con la mirada en la excelencia”, la incompleta de hoy y la incompleta del mañana, porque la excelencia es, en la realidad concreta, no más que una quimera”.

Crónica de los agradecidos