Por: José F. Echemendía Gallego
 
El tema de los Derechos Humanos en América Latina transita por una visión sesgada o de doble estándar. La situación económico-social que la pandemia ha agudizado en todo el planeta; se ha visto agravada o profundizada en Centro y Suramérica. Las manifestaciones de inconformidad que se han generado en diferentes países, entre los que sobresalen Chile y Colombia; han sido particularmente violentas.
 
En Colombia desde el 28 de abril el Comité de Paro convocó a una huelga general como protesta ante una propuesta de Ley Tributaria promulgada por Iván Duque, a esta movilización se sumaron los estudiantes y las organizaciones indígenas; y se han mantenido en protesta hasta el hoy.
 
Desde el primer día la respuesta de las fuerzas del orden, encabezadas por el ESMAD, ha esta presente en ciudades como Bogotá y Cali, aunque no son las únicas. Los resultados de esta represión han generado un escenario de guerra, aún cuando las manifestaciones en su inmensa mayoría han sido pacíficas.
 
Después de 15 días el saldo es de escándalo, según las medios locales hay más de 40 personas muertas, miles de heridos y detenidos, abuso sexual por parte de los represores y denuncias de decenas de desaparecidos.
 
Ante esta realidad, los principales medios de comunicación no han sido objetivos y claros, en algunos casos la han ignorado y los que han abordado el tema lo han hecho superficialmente, o manipulando la situación real; no se han producido pronunciamientos fuertes y contundentes de denuncia, y mucho menos de la necesidad de la presencia allí de la ONU y la OEA para constatar lo que está pasando.
 
Está muy claro que hay diferencias claras al tratamiento que le dieron a situación similar en Venezuela en el 2019; en aquella cuando se habló hasta de intervención por los desmanes del “dictador” Maduro; aún cuando en lo ocurrido se demostró la presencia de la mano de Estados Unidos.
Pareciera que existen dos reglamentos para estos asuntos.
Represión y derechos humanos en América Latina