Tomado del perfil en Facebook “Historiadores espirituanos”
 
Siempre me gustó Gente de Zona, sobre todo Alexander, por su voz estruendosa y proyección escénica popular, y me encantó que triunfaran a nivel internacional, porque a un nacionalista como yo le gusta ver cómo los cubanos llegan tan alto como cualquiera.
 
Eso no le da derecho a nadie a hablar en nombre de todo el pueblo, muchísimo menos tratar de imponer estados de opinión, práctica que han seguido artistas diversos que se abrogan tal derecho simplemente por tener mucho dinero o influencia en redes sociales.
 
El problema de Alexander y su compañero es que pasaron el Rubicón, para alinearse al ejército de trumpistas o sus acólitos de toda laya que arreciaron la guerra miserable y despiadada contra la mayoría del pueblo de Cuba, pues los nuevos adictos de dentro a las potencias extranjeras seguirán siendo incondicionales a posturas contra los intereses de acá.
 
Alexander, “humildemente”, quiere tirarme el brazo por encima y ser el condescendiente que me trata como un pobrecito infeliz que no sabe defenderse y eso me molesta muchísimo, diciendo las mismas frases, mentiras, tergiversaciones, manipulaciones que Otaola y compañía, y siendo partícipe de las mismas campañas sucias de quienes prefieren ver a su país sometido a todo tipo de sufrimiento, hambre y desesperación; en vez de próspero y grande.
 
El problema no es la libertad de expresión Alexander, -que nunca se ha ejercido bien ni allá ni acá-; sino situarse oportunistamente al lado del Trumpismo y los políticos más mezquinos que luchan contra Cuba –Marco Rubio, etc.- en la guerra despiadada que impusieron a este país.
 
Respeto totalmente a quienes piensan diferente, y estoy convencido que Cuba tendrá que honrar el sagrado derecho humano a la libertad de expresión –no así en Miami-; lo que no respeto es que gente como Alexander hable en mi nombre y por demás me trate como un imbécil.
Gente de Zona