Por: Liliam Marisel Quiñones Colomé

El idioma español tiene la virtud de posibilitar, al menos en Cuba, la realización de combinaciones de palabras que no tienen nada que ver la una con la otra, pero su mezcla es infalible para desahogarse y expresar la magnitud del fenómeno que llegó al colmo. Pueden citarse, por ejemplo: ¡Le zumba el mango!, ¡Le zumba el merequetén!, ¡Le roncan los timbales!, ¡Le ronca el tallo! y ¡Manda cohete!, entre otras.

¡Le zumba el mango! es una frase muy utilizada para expresar descontento o asombro; pero en estos tiempos valdría la pena añadirle acepciones como intolerable, inaguantable, insoportable, irresistible, doloroso, teniendo en cuenta las consecuencias que han tenido, desde todos los puntos de vista, las indisciplinas, disfrazadas de supuesto estallido social, llevadas a cabo por personas que han perdido la capacidad de comprender el ensañamiento del enemigo por lograr lo que tantos años lleva intentando: destruir la Revolución, mancillar la gloria de quienes han dado la vida por este pueblo y romper, de cualquier manera, la tranquilidad ciudadana que tanto disfrutamos y que nos ha identificado como nación.

Es verdaderamente intolerable la violencia practicada por seres insensibles ante el dolor de familias enteras, laceradas por una pandemia que se ha ensañado sin miramiento alguno; de enfermos que luchan por recuperar su salud bajo las nobles y honradas manos de médicos y enfermeros; de un pueblo que continúa trabajando y esforzándose por sobreponerse, a pesar de esa soga que sigue apretando su cuello y que se llama bloqueo.  

 Insoportable, y doloroso a la vez, es que jóvenes que crecieron con la práctica del respeto a los símbolos patrios en nuestras escuelas y con las enseñanzas  aportadas por los que han construido la historia patria, protagonicen acciones vandálicas suscitadas por el enemigo, no solo de Cuba, sino de todos los pueblos del mundo, y se encarguen de profanar lo que se ha logrado con el esfuerzo de todo un pueblo.

¡De veras que le zumba!

 

¡De veras que le zumba!