Por: M. Sc. Rafael Sabín Rodríguez.. Profesor de Didáctica de la Geografía de Cuba. CUM Julio Antonio Mella, Trinidad.

La Geografía desempeña un papel importante en todos los niveles educativos; debe tener una consideración y configuración especiales, así como contar con las necesidades cambiantes o diversas de sus destinatarios; de ahí la importancia del tratamiento de la toponimia cubana en la enseñanza de la Geografía de Cuba como parte de la educación geográfica y de la identidad cultural.

El vocablo topónimo (del griego topos, que significa lugar,  y onyma,  que significa  nombre) se usa en la vida cotidiana (noticias, direcciones, historia personal, referencias a la situación geográfica de los lugares) así como en la  literatura especializada y en la identificación geográfica de los ciudadanos, de ahí que sea imprescindible en la formación de una sólida cultura y en el sentido de pertenencia de los individuos con su tierra, por lo que su correcto tratamiento responde a una necesidad de innegable importancia en el mundo actual.

En una consulta realizada al texto  Los nombres geográficos de Cuba,  de Acevedo Rodríguez Pedro y Julia de León Herrero (2013), se constata que un nombre geográfico es un  nombre propio que se le asigna a una entidad particular, como parte de la necesidad humana de reconocer los elementos de su entorno, de modo que le permita al individuo organizarse, comunicarse, ubicarse y mantenerse orientado durante su quehacer diario.

Estos autores destacan también la existencia de nombres geográficos controvertidos,  como las controversias con el nombre y las controversias con el uso del término genérico. Las primeras se manifiestan en el cambio del nombre en su ortografía o de un nombre por otro; por ejemplo: el uso o no de artículos (El Mamey / Mamey, La Esperanza/ Esperanza, Los Gallegos/ Gallegos, Las Minas / Minas), el uso  o no de la preposición: Puerta de la Güira, Puerta de Güira, Puerta Güira; las segundas, se aplican de acuerdo al término genérico del accidente geográfico. Es válido especificar que pueden ser  detectadas a través del cotejo de mapas y planos de diferentes épocas, el de obras lexicográficas y documentales, la valoración de las tendencias del uso en el nivel fonético de la variante cubana del español y en las encuestas in situ a los pobladores más antiguos  o mejores conocedores de la historia local.

Una característica de los topónimos es que suelen estar acompañados de un calificador o genérico que permite identificar claramente el accidente geográfico, como se presenta a continuación.

Los fisiotopónimos son aquellos topónimos que sugieren características naturales o físico-geográficas tales como: ensenada de la Broa, archipiélago Sabana Camagüey, río Hondo, poblado La Sierra, Playa Larga, Bahía de Cienfuegos, etc.

Bahía de Cienfuegos

Se registran también los fitotopónimos que son los relacionados con la flora, y los zootopónimos, con la fauna. Ejemplos: península de Hicacos, Pinar del Río, El Cedro, Las Cañas, La Palma, Las Palmas, Palma Soriano, este último  es un municipio de la provincia Santiago de Cuba; Buey Arriba, Alacranes, punta Camarones, río Mosquito,  río Toa (en aborigen Toa significa rana).

Río Toa

Al hablar de los minerotopónimos se identifican aquellos topónimos que hacen referencia a los materiales inorgánicos o del reino mineral: canal Esmeralda, cayo Piedra, Loma de Hierro,  Nicaro (cuna del níquel cubano, del  vocablo indígena Caroni, con el que fue denominada una de las fincas sobre las que se asentó la fábrica. Otros especulan sobre el error mecanografiado a partir de Mícara, sierra próxima a la zona. En 1940, según testimonios del Ingeniero Demetrio Presilla López, refiere  que el  nombre se debe a la fusión del símbolo químico del níquel (Ni) con el apellido Caron, perteneciente al profesor creador del método que utiliza esta industria para procesar el  mineral).

Los litónimos se refieren a los accidentes costeros (bahía de Matanzas, bahía de La Habana, bahía de Cienfuegos,  bahía de bolsa, etc.) y los hidrotopónimos son nombres que hacen referencia a elementos hídricos como estero Agua Dulce, poblado Arroyo Seco, cayo Laguna, municipio Arroyo Naranjo, entre otros.

Los epotopónimos son los que recuerdan a personajes o hechos históricos conocidos: embalse Ejército Rebelde, poblado Fructuoso Rodríguez, poblado Veintiséis de Julio, poblado de Isabel Rubio, municipio Sandino, etc.

De gran significación en los contextos actuales y como expresión de la identidad cultural cubana son los hagiotopónimos, que recuerdan determinados aspectos religiosos; tal es el caso de ciudad de Sancti Spíritus,  ciudad de Trinidad, poblado La Caridad, Santa Fe, Santa Bárbara, San José, Santiago, San Antonio.

Centro Histórico de Trinidad

Los somatopónimos, clasificación poco conocida, hacen referencia a las características físicas de los seres humanos, enfermedades o dolencias, como por ejemplos: reparto Buena Vista, mogote La Feíta, lugares como La Ciega, Vieja Linda, Muelas Quietas, etc. En igual situación se encuentran los animatopónimos, que se refieren a los estados de ánimo de las personas a la hora de nombrar accidentes geográficos: poblado La Felicidad, cayo Triste, consejo popular Congojas, perteneciente al municipio cienfueguero de Rodas; municipio Esperanza o La Esperanza.

Otras clasificaciones importantes las constituyen los espeletopónimos, que se refieren  a accidentes  de origen espeleológico como la Cueva de los Portales y las Cuevas de Bellamar y los cognotopónimos,  que hacen referencia  a apellidos, nombres de personas, apodos y gentilicios como: Cifuentes, Alquízar, Cárdenas, Cienfuegos, Martí, Mella, Regla, Rodas, La Gallega,  Iznaga,  Amancio (nombre del líder azucarero Amancio Rodríguez).

Cuevas de Bellamar, Matanzas

En el caso específico de la capital cubana, La Habana, se considera que su nombre puede ser por el de un cacique que vivió y dominó esta zona (Habaguanex) o por el nombre de sabana, término aborigen que se designada a una gran extensión de terreno prácticamente desprovista de árboles que es una característica propia del litoral Habana-Matanzas. Debe tenerse en cuenta que el sonido de la h y la s eran confundibles  en el lenguaje aborigen para el oído del castellano. Otros investigadores  plantean que puede ser por la raíz de haven, que quiere decir puerto o fondeadero en inglés y alemán, haciendo  alusión a la bahía que hoy lleva su nombre.

Los pragmatopónimos recuerdan las actividades prácticas o de la vida diaria, así como los objetos materiales  producidos en tareas diarias incluyendo  las referencias de localización; por ejemplo: cayo Ladrillo, canal del Chichorro, cayo Fábrica, punta Fogón, poblado Punta de Piedra (Manzanillo); los ondóminos, por su parte, se refieren a vías de comunicación como calles y  avenidas, ejemplos: 23 y M, calle Línea, Avenida de los Mártires, calle  Simón Bolívar, Paseo del Prado; y los topotónimos evocan otros topónimos, como por ejemplo: Haití, Caribe, México, Bolivia, Florencia, Florida, Gerona (Granma), Nueva Gerona (Municipio Especial Isla de la Juventud).

Paseo del Prado, La Habana

Esta descripción semántica de la toponimia cubana es expresión de la identidad cultural, al ser parte del conjunto de manifestaciones socioculturales que  reflejan la vida cotidiana y la cultura popular, teniendo en cuenta que adquiere dimensiones inimaginables a través de la creación humana y que se convierte en referencia que propicia valorar el lugar que ocupa en la comunidad,  como herencia o patrimonio cultural.

 

La toponimia cubana: componente de la educación geográfica y de la identidad cultural