Por: Yosdany Morejón Ortega, Katia Caraballoso Granado

Hace 40 años Félix Orestes Hermida García creó el reactor híbrido cubano (RHC), y hoy, cuando el país apuesta por la sustitución de importaciones y la independencia energética, su invención es de vital importancia. No se alarme, no se trata de un reactor nuclear, sino de energía limpia, renovable, de la que genera el biogás.

La hazaña es tal que incluso posee una patente que lo certifica, aunque me confiesa con picardía, ya no recuerda la matrícula. Así es de carismático el profesor de la Universidad de Sancti Spítirus José Martí Pérez (UNISS), quien además, sepa usted, es ingeniero por partida doble: químico y agrónomo.

“Me inicié en esta materia a finales de los años 70 del siglo pasado, cuando comenzó la crisis mundial del petróleo. Ya para la década de los 80 se logra finalizar el primer biodigestor grande en Cuba. Todo comenzó con la experiencia de los internacionalistas en Angola y los primeros modelos poseían la característica de resolver problemas típicos de comunidades rurales, aplicados a los intereses de una familia”.

Dicen que el amor es la fuerza más poderosa del mundo y así debe ser, porque el profe llegó a Sancti Spíritus procedente de Ciego de Ávila en el año 2000; se enamoró y se aplatanó aquí. Por aquel entonces era trabajador del Ministerio del Interior, organismo que según nos explica, sí se tomó muy en serio el desarrollo del biogás en Cuba.

“Sancti Spíritus es una de las zonas con mayor desarrollo del biogás en la Isla. Pero yo no solo he ayudado aquí, sino también en otros territorios. En varias provincias se construyeron grandes biodigestores a partir de una experiencia procedente del antiguo Minaz (Ministerio del azúcar), allá por los años 80; ahí nace el reactor híbrido cubano”.

Los RHC han sido difundidos en Cuba a escala doméstica e industrial con resultados muy favorables. Consisten en un sistema cerrado, construido por lo regular de mampostería y bajo tierra. Como todos los demás, poseen una entrada para alimentar el sustrato y una salida de digestato. Su construcción no requiere de excesivo trabajo o de una rigurosa supervisión especializada.

“Aquí se construye el primer híbrido en el año 2000 y todavía existe ese reactor. Sin embargo el hito lo marca el 2013, cuando se inaugura en la granja porcina de Guayos el biodigestor en funcionamiento más grande de la nación. Está sincronizado a la red nacional, aportando energía eléctrica”.

La Empresa Porcina de dicha localidad genera más de 220 000 metros cúbicos anuales de biogás, a partir de los residuales generados por cerdos, vacas, ovinos y agua residual del matadero.

“Te puedo enumerar algunos logros del RHC, por ejemplo la flexibilidad. Otra de las ventajas es su eficiencia volumétrica de hasta 1,2 metros cúbicos de gas por 1 metro cúbico de reactor. Pero también pueden ser empleados en escenarios industriales y semi industriales, así como en granjas con prestaciones industriales. Hablamos de generación eléctrica (sincronizada o no), usos técnicos, combustión en calderas y cocción de alimentos”.

A inicios de 2020 el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llamaba a que este año marcase el despegue definitivo en el crecimiento de la generación de electricidad, usando fuentes renovables de energía. A pesar del impacto económico y social provocado por la COVID-19, no se renuncia a la pretensión.

“Actualmente lo relacionado con las energías renovables es prioridad para el país. De hecho en la última visita gubernamental a Sancti Spíritus se creó el Grupo Nacional para el Desarrollo del Biogás que se coordina desde la UNISS y lo supervisa el Comandante de la Revolución, Ramiro Valdés Menéndez. Mensualmente se hacen chequeos de obras  y acompañamos a las empresas interesadas en la tecnología”.

Del esfuerzo realizado surgen experiencias muy interesantes como la que exhibe la Empresa Pecuaria Managuaco de Sancti Spíritus, donde la mayoría de su producción de biogás estará dirigida a las comunidades rurales aledañas.

“Imagínate periodista a esos ganaderos, a esos guajiros con sus cocinas gasificadas. Pero además reducirían sus tarifas eléctricas, especialmente en el horario pico. Ahora mismo ellos están en pleno desarrollo de inversión extranjera: fábrica, productos, exportaciones y el biogás le viene como anillo al dedo”.

La práctica se incluye en los estudios realizados por el proyecto “Fuentes Renovables de Energía para el Desarrollo Local”, perteneciente al Programa de Apoyo a la Energía de Cuba, que lidera el Ministerio de Energía y Minas (MINEM). Este es ejecutado a su vez por el Centro de Estudios de Energía y Procesos Industriales de la universidad yayabera.

Las energías renovables son recursos limpios e inagotables que nos proporciona la naturaleza. Por eso, el también Máster en Ciencias se declara un defensor a ultranza de su empleo.

 “La energía no es el alfa y omega del mundo, es verdad, sino fuéramos unos egoístas los energéticos, pero la energía pasa por todos los procesos desde la familia. La energía y el agua son los elementos más transectoriales que existen. No hay desarrollo ni arista humana que se les escape. Entonces, es importante usarlas oportuna e inteligentemente”.

– ¿Es el biogás el principal logro de su prolífera carrera como investigador?

“Bueno, logro, no. Todavía estamos luchando, porque también fue apasionado mi paso por el azúcar, el biogás surgió dentro de un central azucarero y yo soy tercera generación de un azucarero. Mi abuelo, mi padre y yo fuimos compañeros de trabajo en el mismo central. Yo me hice ingeniero y ellos no. Claro fue una cuestión de épocas. Mi padre me decía: gracias a la Revolución y a Fidel, eres Ingeniero, sino serías igual que yo. Él era mecánico y trabajamos juntos”.

– ¿Lo apasiona más el azúcar que el biogás?

“Esa pregunta es cómo querer saber cuál de mis novias fue la más bonita. Todas fueron bonitas, como lo es la docencia y la investigación que ahora ejerzo a tiempo completo en la universidad. De igual forma estoy vinculado a un centro de estudio porque eso me apasiona”.

La principal recomendación del profe Orestes para quienes deseen construir un biodigestor en casa no se hace esperar: “Ah, ¡que pregunten! Hay muchas provincias que tienen asesoramiento. En Villa Clara surgió el Movimiento Nacional de Usuarios del Biogás gracias al Dr. C. José Antonio Guardado Chacón, quien se ha dedicado por completo a la tarea”.

No obstante, el investigador yayabero tiene los pies puestos en el suelo y reconoce que la construcción de un biodigestor compite contra otras necesidades lógicas: “No es difícil construir uno. La mayor dificultad es que compite con materiales de la construcción. Ya lo dijo Carlos Marx, que el hombre tiene que vivir bajo un techo antes de ponerse a pensar. Entonces… ¿qué hago con este saco de cemento y esta cabilla? ¿Un cuarto para el niño que ahorita se me quiere independizar, o un biogás?”.

El profe Orestes, entre los más apasionados del biogás en Cuba