En el silencio de las estanterías, donde los libros susurran historias y los conocimientos se entrelazan, encontramos a nuestras bibliotecarias. Su labor va más allá de los catálogos y las fichas. Es un guardián de la memoria, un guía en el laberinto de letras y un cómplice de los sueños.

La voz de Marta Guerra denota la experiencia acumulada por más de 40 años detrás de ese mostrador de una biblioteca ayudando a los alumnos y profesores que llegan en búsqueda del saber. El amor que siente por los libros la hace sentirse orgullosa de su labor, donde disfruta cada segundo que dedica entre las páginas brindando ayuda a la comunidad universitaria.

Daily Luna Farias aunque cuenta con unas décadas menos está convencida de que el buen bibliotecario necesita lograr que los usuarios se vayan satisfechos, siempre buscarles alguna vía para que encuentren la información. Ella resalta que la claves para lograr un buen servicio están en tener un compromiso con el usuario y hacerlo con amor, ser amable, amistoso y hacer sentir cómodos a los usuarios.

Mientras Lidia Ester Estrada explica que, aunque las tecnologías de la información y las comunicaciones hayan irrumpido en la sociedad la labor del bibliotecario no pierde relevancia, hay que educar a las personas para que sean capaces de procesar la información y discernir lo que aporta conocimientos y lo que no. La magia del libro de papel siempre va a existir, el libro nunca va a desaparecer  

Entre páginas y saberes
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