En el contexto del Día del Trabajador de la Cultura en Cuba es válido reconocer el empeño y entrega de un grupo de trabajadores de la universidad espirituana que, con su quehacer, han proporcionado logros relevantes en la atención y preparación de los estudiantes, en las distintas manifestaciones artísticas, para la realización exitosa de los Festivales de Artistas Aficionados de la FEU.
Un guion exigente para cada encuentro, un trabajo técnico notorio para los logros en el dibujo, la pintura, la escultura, el modelado, la hilografía, el canto coral o la interpretación individual del acervo musical cubano o extranjero; un talento especial para el acompañamiento guitarrístico y una entrega permanente para el desempeño actoral o danzario hacen, de los especialistas de Extensión Universitaria, un sólido equipo en pos de victorias relevantes en los escenarios de la cultura.
¿Qué decir de las Galas Artísticas donde el derroche de talento, imaginación y esfuerzo colectivo, han desbordado el Boullevard espirituano, el Paseo Universitario, el teatro de la UNISS o el Teatro Principal de la villa del Yayabo? Son solo ejemplos de lo que se alcanza cuando se ama el trabajo que se hace; es el resultado de la unidad de estos educadores que hacen y defienden la cultura; pero no cualesquier cultura, sino aquella que, al decir de Fidel, es «espada y escudo de la nación».
Es verdad que no aparecen en las fotos de los eventos; pero están ahí, atendiendo cada detalle para que lo que han destinado a los espectadores, no se deshaga ni enturbie.
Este jueves, cuando se descorran las cortinas del Teatro Principal, uno de los símbolos identitarios de Sancti Spíritus, no alcanzarán las manos para rendir el merecido tributo a estos hacedores de bien con los aplausos que les ofrezcan al concluir cada actuación de los premiados porque en cada medalla de Oro, Plata o Bronce, está la digna obra de estos hombres y mujeres que se desdoblan cada día como educadores, instructores o asesores de las artes.
